viernes, 28 de noviembre de 2008

(Nota de prensa del Diario de La Prensa Austral de Punta Arenas 28 de noviembre de 2008) MAGALLANICOS VISITARON ESPAÑA E ITALIA


Pequeños empresarios de la lenga trajeron enseñanzas de Europa
En el taller de Italia una mesa puede llegar fácil a los 30 millones de pesos, una silla los 15 millones.
El corazón de Milán es el duomo o catedral. La majestuosa obra, construida totalmente de mármol, a partir del año 1386, sintetiza las figuras y formas del arte gótico, barroco y renacentista. Cada detalle, diseñado y realizado por artistas italianos a lo largo de los siglos, hoy tiene su rastro en los talleres de los mueblistas lombardos. La delegación de 13 pequeños empresarios de la lenga conoció y aprendió de ellos, pero también del mercado español. Esta es parte de la aventura que les cambió la forma de entender el negocio de la madera. “Ni aunque nos hubieran contado habríamos podido imaginar tal experiencia, hoy somos otros, llegamos con nuevas ideas que esperamos aplicar”, agradece Marianela Pinela, presidenta de la Asociación de Lenga AG. Ubicada en la periferia de Milán, Italia, la empresa de Giordano Viganó trabaja la exclusividad. En el taller se respira la madera y los planos de verdaderas obras de arte ornamentan el silencio que a ratos rompe el golpe de un martillo o la danza de una sierra. Ahí, una mesa puede llegar fácil a los 30 millones de pesos, una silla los 15 millones, mientras un ajedrez con incrustaciones de plata y completamente tallado, supera cualquier valor imaginable en el mercado chileno. “El secreto es la calidad, no la cantidad. Un mueble no puede existir sin un diseño o una historia detrás”, explica Viganó, en un lento italiano, a los 13 magallánicos que boca abierta, siguen la presentación del artista ebanista. Inquieto, Viganó rompe el protocolo y destapa paños donde sale una mesa fantástica. Muestra una pieza gigantesca de ébano en bruto y apunta a un plano donde reposa el futuro de una gran obra de arte. La empresa sólo tiene dos operadores: “nuestra fuerza descansa en los arquitectos y diseñadores”, asegura. La otra cara, es la fábrica de Muebles Di Lido & Perego, ubicada también en las afueras de Milán. “El valor agregado al producto es, a veces, más que el mismo producto”, explica de entrada Jorge Di Lido, dueño de la empresa familiar de tercera generación. Cerca de 80 operadores trabajan con la última tecnología, y la producción es en serie. Sin embargo, cada mueble tiene un valor agregado por artistas de moda. Ahí está la distinción. La exposición que la delegación magallánica conoció tenía la estampa de la artista Sabina Gaetani. A los muebles se les aplicó una técnica mixta de color y acrílico, donde se resalta la figura de Marilyn Monroe. Otros tenían el sello del pintor Marco Minotti. Esta receta la repiten hace más de 60 años y ya proyectan el diseño para las nuevas generaciones. IMPORTANCIA DE ASOCIARSE Las calles de Milán son una pasarela estacionada en el buen gusto. Al Duomo hay que agregar el Teatro Alla Scala, los palacios de Clerici, Marino, Real, Fontana, Arzobispal, de la Razón, entre otros. Mientras el paseo Vittorio Emanuele y la decena de museos hablan de siglos de historia. Por esos lugares la delegación de Magallanes encontró inspiración y entendió que la asociación es el motor de los nuevos tiempos. En un rápido recorrido conocieron maquinaria de punta, y centros de capacitación. Un caso notable lo grafica la Federlegno-Arredo, Federación Industrial de la Madera, que cuenta con más de 70 mil socios. Todos especializados en alguna área. “Sin asociación es imposible exportar, sostener o explorar nuevos mercados” asegura, Antonella Lanari, encargada de relaciones internacionales de la madera. La funcionaria explica que una empresa produce al día, por ejemplo, más de 20 mil patas de silla y está especializada sólo en eso. Otras hacen puertas, plataformas, etc. “¿Y qué hacen con tantas, si al mes ya tienen 600 mil y al año 7 millones 200 mil patas?, ¿hay mercado para tanto?”, pregunta Aliro Cárdenas, uno de los integrantes de la delegación magallánica. La explicación sorprendió a todos: Una persona se sienta de 10 a 15 veces en el día, en distintos lugares, ya sea pub, restaurantes, salas de espera, oficina, etc. Y las sillas tienen una vida útil, porque su desgaste es tremendo. A eso hay que sumar la cantidad de habitantes del mundo y multiplicarlo por sus necesidades. “Nos faltan patas de silla entonces, ¿no cierto?”, replica Lanari. La delegación también conoció el Poli.Desig. Consorcio del Politécnico de Milano. La institución cumple un rol fundamental en el diseño en la industria del mueble. Ahí se preparan profesionales que interactúan cotidianamente con las empresas y hacen investigaciones de la forma en cómo evoluciona el mercado. También el instituto ayuda a fortalecer las estrategias comunicacionales que deben tener los productos para entrar al mercado. “Ellos se especializan en contar historias del producto. Hacen comunicación estratégica para los distintos públicos, algo que nunca habíamos imaginado ayudaría tanto”, reconoce Américo Mariángel, integrante de la delegación. ESPAÑA, PUERTA DE ENTRADA A EUROPA En el año 1420, el Rey Juan II de Castilla, le otorga a la villa el rango de ‘Muy Noble y Leal Ciudad Real’, pasará desde entonces a llamarse Ciudad Real. Durante un largo período conviven culturas muy diferentes como los judíos, cristianos y moriscos, que articulan la ciudad en tres barrios históricos. En la actualidad, la Ciudad del Real tiene realeza por donde se le mire, a la elegancia de su gente, hay que sumar el ingenio por realizar una de las ferias del mueble más importantes de España. “Impresionante la forma en que presentan los muebles. También la certificación que hacen de los productos. Uno puede saber cuál es la resistencia al fuego, a los materiales, a la acústica, a los golpes. De eso, tenemos que aprender”, señala Juan Ramón Cárdenas, vicepresidente de Asociación de Lenga AG. A la ciudad del Real este año llegaron 80 expositores y se realiza en un entorno de cultura y moda. “No sólo es la feria sino todo lo que trae consigo”, indicó Cárdenas. Pinela valoró el entusiasmo de la delegación y los aportes del Gobierno Regional y ProChile para realizar un viaje al viejo continente. Fueron 10 días y un aprendizaje que no tiene precio. “El próximo año queremos realizar una feria a la altura de lo vivido, para lo cual ya hay un pre acuerdo con el director del Consejo de la Cultura de recibir asesoría. Tenemos que colocarle valor a nuestros productos, y la historia y cultura de Magallanes, no la tiene nadie en el mundo”, destacó.

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